sábado, 2 de julio de 2016

Merbereming

Esperas. Y esperas. Y el primero que hable, pierde.
Pierde la oportunidad de seguir viviendo desatado.
Desatento e inacabado, por suerte diría imperfecto.
Atendiendo a los caminos que siguen sus pisadas.

Miré al amor sin astucia, infantil e ingenuo.
Dejé atrás mis temores y lo sentí de nuevo.
Volví a caer, como la nieve un dos de enero.
En un amor perfecto, platónico y eterno.

Aquel donde nada y todo se tocan siendo extremos.
Donde, como en esas escenas que todos conocemos.
Todo lo que digas, lo usarás en tu contra.
Saboteando tus ganas de ser feliz sin miedo.

Nunca cometas el error de pensar que algo es eterno.
Nunca sientas algo que te pueda hacer daño.
Porque el amor es un duelo, y tú, amigo mío.
Comprenderás por qué nadie pudo ayudarme.

Ayudarme a cambiar lo que ya una vez cambié.
Ayudarme a contemplar las opciones en tropel.
Ayudarme a intentar, aunque solo sea una vez.
Dejar de amar aquello, que por suerte ya amé.