viernes, 29 de diciembre de 2017

2017 - Pieces VII.

Una de las cosas que más me "une" por así decirlo a la figura de Ted Mosby es que me encanta recordar y contar viejas batallitas. ¿Recuerdas cuándo pasó esto? ¿Y aquéllo? Me gusta, qué le voy a hacer.

Esta entrada iba de eso. Como hice en 2012, este año quería hacer un resumen porque han pasado mil cosas, y ni ha sido mi mejor año, porque la primera mitad de año fue terrible, ni mucho menos el peor, porque me recuperé la felicidad que me era esquiva hacía un tiempo.

Pero al final, me ha dado pereza. He contado a algunos amigos cercanos la mierda en la que he estado sumido en 2016 y 2017, más presente aún en la primera mitad de 2017, la verdad. Me he quedado sin ganas de recordar esos momentos, porque simplemente me ponen los pelos de punta, hasta qué punto bajo el subsuelo pude llegar.

He hecho cuatro entradas este año. Mi favorita es Together, porque es a la que le dediqué más tiempo. Y sobre tiempo debería hablar, porque a ver. Yo, como autor de estos relatos, los hago sobre la marcha. Y antes no tenía ningún filtro de calidad. Yo escupía lo que se me viniera, y lo soltaba, con buen resultado la mayoría de las veces, aunque obviamente no era nada serio. Este año sí me he querido dar un aúpa y que cuando subiera algo, fuera algo que yo considerara bueno. De ahí que tenga como siete u ocho entradas menos de lo normal.

En el próximo año quiero dedicarle más tiempo a todo lo que viene siendo escribir. Quiero que el próximo año explaye al máximo mis posibilidades como escritor, y ver si realmente puedo hacer algo bueno y "se me da bien" escribir. Aviso que preparo algo especial para mayo, por lo que a lo mejor esto sigue inactivo. También tengo en pañales un proyecto que tiene un valor sentimental inmenso, además de muchas ideas que flotan.

Si termino algo del proyecto este año, aunque será complicado, no lo publicaré aquí. Tengo página en Wattpad y me parece un lugar más idóneo para estas cosas, mucho más cómodo de leer que el formato blog.

En fin, quiero echar el resto el año que viene, la verdad. Me voy a poner en serio con los proyectos que yo les vea forma y potencial, y obviamente intentaré subir más cosas aquí. Lo dicho, feliz 2018 y espero que el próximo año sea un punto de inflexión en mi vida.

jueves, 5 de octubre de 2017

Together.

Sí, era una tarde de primavera. Sí, estábamos los dos solos. Empezaba a anochecer, y escuchamos las risas de unos niños que llevaban toda la tarde jugando con la arena, mientras recogían todo para irse a casa. Las olas, antes embravecidas por el levante, ahora se calmaban y su sonido relajaba hasta al más nervioso de los corazones, que casualmente te estaba mirando a los ojos.

Seguimos hablando unas horas que se me pasaron como un rato tan pequeño como maravilloso. La noche nos sumió en una oscuridad que solo perturbaban las pequeñas luces de los barcos, en el mar. Nos acercamos a tocar el agua, chapoteamos un rato, tirándonos agua el uno al otro como si fuéramos niños. Disfrutando, como niños.

Y es que eso éramos. Niños, estúpidos e inocentes. Hablábamos de mil tonterías que se nos ocurrían en el momento, y el momento era tan perfecto. Reíamos y, ah, como recuerdo tu risa que me llenaba de felicidad que soltaba en carcajadas de pura alegría. Tus abrazos me daban calor en los momentos fríos. Un beso que me llevaba directo a un paraíso donde aquella noche no terminara nunca. Pero todo aquello era tan bello como efímero.

Andamos por las calles de la ciudad, vacías y a la vez llenas de historias por contar. Dejamos atrás la luz de la luna y las estrellas, aunque para mí todo seguía brillando con el mismo tono fantástico de siempre. Llegamos a casa, y, enamorados como dos estúpidos adolescentes, continuamos hasta que las luces del sol empezaron a golpearnos a través de la ventana. 

En fin, todo aquello es muy bonito y ya no lo recuerdo. Porque los momentos se terminan yendo, olvidándose. Hasta los más especiales, que recrean lo que hoy en día eres tú.

Lo que recuerdo es que te quiero. Recuerdo lo que siento cada vez que te beso, cada vez que me abrazas cuando lloro y olvido por un segundo toda la felicidad que siento contigo al lado. Cada sonrisa y carcajada que me contagias. Que mi corazón siga a cien cada día que despierto a tu lado.

Lo demás, me da igual que caiga en el olvido.

lunes, 24 de julio de 2017

Hook.

He estado en la más absoluta miseria sin razón.
Buscaba complacerte con todo el cariño que una persona puede dar, pero no solo lo rechazas sino que te ríes de mí, teniendo que esperarte a cada momento para ver la sonrisa tímida de quién me quiere utilizar.
Quizá buscar tanto tiempo la culpa en mi persona haya hecho que todo fuera mal desde que te perdí y te fui encontrando tan poco a poco que me desespero.
Ojalá nunca te hubiera conocido.

Sin duda, tú hubieras vivido mejor, porque, aunque mis entrañas te imaginan riéndote por encima de mí, controlándome como a un títere de mierda que solo tiene ojos para la persona más equivocada, mi mente inocente sigue vislumbrando un poco de esa inocencia en ti. No sé por qué pensar eso, cuando cada día ignoro más lo que era la complicidad.

Pienso demasiado en esto. Y no quiero. Estoy harto. Odio tenerte en mis pensamientos y que tú no me mires ni un solo segundo. Siempre tuve que dar sin esperar nada a cambio, por puro altruismo y solidaridad con quién pensaba que me quería, pero en todo este tiempo solo he sabido hacer el tonto, quedarme llorando hasta las tantas, intentando quemar aquello que un día me quemaba no tener. 

No queda más que decir. Tendré que dejarlo un día, y que tu figura solo infunde la más absoluta de las indiferencias en mi persona. Pero cada día que pasa me cuesta más cegarme y creer que somos algo más que una simple ilusión.

viernes, 21 de julio de 2017

One More Light.

Dicen que somos simples velas de un pastel gigante, luces pequeñas en un firmamento. Sin nuestra luz, todo estaría oscuro. Se acabaría el cumpleaños, y las nubes cubrirían todo de desesperanza y miedo.

Y es que solo somos luz. Recorriendo nuestra historia, como un suspiro; un momento repleto de recuerdos que te iluminan algo más el camino. Personas, días, canciones perfectas. Lugares a los que volver y que te envuelva la nostalgia; sentimientos que te erizan la piel, sintiendo ese escalofrío de placer que solo produce la más sincera de las felicidades.

Todos nos apagaremos con el tiempo. Odiamos decirlo, aunque sea verdad. El tiempo pasará, y la vela se consumirá. Puede que una ráfaga de aire termine con nosotros sin avisar. Quién sabe. Quizá, si la vida no fuera sufrimiento, viviríamos para contarla.

Es difícil ver a alguien irse de este lugar, aunque no vaya a ser complicado encontrar un lugar mejor más allá. Significa que no está a tu lado, que se ha ido. Puede que hasta siempre, o en esa otra vida de la que tanto se habla os encontréis.

No entiendes qué ha podido pasar, sin importar lo mal que esa persona estuviera. Hasta el final, todos tenemos la esperanza de ser inmortales.

Pero lo más duro siempre será no poder tener a esa persona a nuestro lado. Aquellas personas que te dan la luz cuando todo está cubierto de tinieblas.
Ayer, te fuiste para siempre. No pudiste aguantarlo más, tus demonios destrozaron tu alma hasta las últimas consecuencias. A través de tu voz, angelical y demoníaca al mismo tiempo, me inspiraste en los días de bloqueo, me alegraste los días tristes y me animaste en mis puntos más bajos. Nunca te conocí y jamás tendré la hermosa oportunidad de hacerlo, al menos en esta vida. Pero hoy se apagó un poco más mi camino, y solo podré sentirme agradecido por todo aquello que me diste durante estos años.

Gracias, Chester.

martes, 21 de febrero de 2017

Frío.

Sigo aquí. Despierto y todo continúa ahí.

Los primeros rayos de sol de la mañana me despiertan, y seguimos en la playa. Sigo sonriendo como un niño pequeño, con la boca seca y las botellas vacías a mi lado. Miro al otro lado, y tú sigues ahí, durmiendo, abrazada a mí, con ese rostro angelical del que me enamoré en cuanto te vi. Sigo recordando hasta el último retazo de aquella noche. Seguimos con la misma toalla. Me levanto y sigo oliendo el salitre y la arena, y sigue impregnándome la misma felicidad dentro de mi ser. Voy hacia el mar, que sigue ahí, con pequeñas olas que dan en mis pies. El agua sigue estando fresca, como anoche lo estaba, pero ya no quiero bañarme. 
Prefiero volver y despertarte. He comenzado a andar hacia nuestra tienda de campaña, que sigue ahí, como la caja de Pandora que guarda el mayor de mis tesoros. Mientras andaba, acompañado por la misma brisa de principios de septiembre, y el mismo sol que empezaba a imponerse a la noche, he seguido sonriendo. Quise que pasara desde el principio, adoré cada momento que pasaba cerca de ti. 
Simplemente, esperaba que por fin todo fuera real. 
Llegué a la misma tienda, donde estabas tú, donde estaba la misma toalla que nos arropó, y, sin quererlo, dormí.
Porque todo es sueño y fantasía.